Luz Angela Rendón
Me pareció leer a alguien que decía que el hamaquero odiaba la poesía y a los poetas y por eso peleaba contra el Festival de Poesía. Eso parece un chiste o un anzuelo lanzado por alguno de sus amigos para que alguien como yo lo pique y salga a defenderlo. Probablemente sea el más grande adorador de la poesía que podamos conocer por estos lares, al menos el más honesto y dispuesto para compartir ese amor y uno de los más activos y comprometidos en su difusión.
Lo conocí hace 25 años trabajando en la biblioteca de la U de A., organizando eventos y pequeñas publicaciones, por esa época allí y en su programa de radio, divulgaba por ejemplo, el romanticismo alemán, a Holderlin y Novalis, también a su adorada Alejandra Pizarnik, el haiku, el zen y a todos sus amigos en la literatura, vivos y muertos; Darío Lemos, Andrés Caicedo, José Manuel Arango, Estanislao Zuleta, Juan Manuel Roca, Gabriel Jaime Caro, Carlos Enrique Ortiz, Eduardo Pelaez, Margarita Cardona, Eufrasio Guzmán, Gustavo Mejía, Bernardo Ángel y Lucia Agudelo-La Barca de los Locos, Carlos Bedoya, Ciorán, Emily Dickinson, Han Shan, Krishnamurti.
Después vino su trabajo de editor independiente, fundando editoriales con diversos socios de ocasión a los que convencía de asumir los costos de las ediciones y de lo hermoso y satisfactorio de ese trabajo, aunque no se ganara mucha plata. Así siguió haciendo lo que más le gusta. Y lo hizo con la singularidad que lo acompaña a todas partes. Con un espíritu diríase que muy dentro del espíritu del zen, al que tanto admira: con espontaneidad, con total autonomía e independencia, con alegría, con ingenuidad, sin arrogancia, por el puro placer del acto, sin pensar en los frutos del mismo. Si el valor y los beneficios sociales de su labor no solo no son reconocidos sino que además se quiere deslegitimar y satanizar su trabajo diciéndole pirata, debe ser porque no muestra interés en que el mismo culmine con su integración en alguna élite.–-como se acostumbra-, y porque no pide ayuda a ninguna institución. ¡Ah, se me olvidaba, y porque estamos rodeados de gentes oportunistas y cochinas que se aprovechan de la situación. (Algunos ignorantes hasta se tragarán el cuento de la piratería aunque los libros lleven el respectivo ISBN, y con todo y la defensa de su amigo el periodista y escritor Arturo Guerrero en El Colombiano).
El Hamaquero no se enfrenta con el monstruo enorme y poderoso del Festival de Poesía porque odie la poesía y los poetas, sino por todo lo contrario; porque su idea de la poesía no admite la manipulación, la instrumentalización que sufre la misma en ese festival, en ese show. Porque no aprueba el estilo de la gestión cultural y la administración del evento y la idea de poesía que entraña y que encarna; una poesía puesta al servicio de intereses de índole personal, de índole política y hasta económica. Una poesía mediática, banalizada y convertida en eslogan publicitario que vende una falsa imagen de ciudad.
Lo conocí hace 25 años trabajando en la biblioteca de la U de A., organizando eventos y pequeñas publicaciones, por esa época allí y en su programa de radio, divulgaba por ejemplo, el romanticismo alemán, a Holderlin y Novalis, también a su adorada Alejandra Pizarnik, el haiku, el zen y a todos sus amigos en la literatura, vivos y muertos; Darío Lemos, Andrés Caicedo, José Manuel Arango, Estanislao Zuleta, Juan Manuel Roca, Gabriel Jaime Caro, Carlos Enrique Ortiz, Eduardo Pelaez, Margarita Cardona, Eufrasio Guzmán, Gustavo Mejía, Bernardo Ángel y Lucia Agudelo-La Barca de los Locos, Carlos Bedoya, Ciorán, Emily Dickinson, Han Shan, Krishnamurti.
Después vino su trabajo de editor independiente, fundando editoriales con diversos socios de ocasión a los que convencía de asumir los costos de las ediciones y de lo hermoso y satisfactorio de ese trabajo, aunque no se ganara mucha plata. Así siguió haciendo lo que más le gusta. Y lo hizo con la singularidad que lo acompaña a todas partes. Con un espíritu diríase que muy dentro del espíritu del zen, al que tanto admira: con espontaneidad, con total autonomía e independencia, con alegría, con ingenuidad, sin arrogancia, por el puro placer del acto, sin pensar en los frutos del mismo. Si el valor y los beneficios sociales de su labor no solo no son reconocidos sino que además se quiere deslegitimar y satanizar su trabajo diciéndole pirata, debe ser porque no muestra interés en que el mismo culmine con su integración en alguna élite.–-como se acostumbra-, y porque no pide ayuda a ninguna institución. ¡Ah, se me olvidaba, y porque estamos rodeados de gentes oportunistas y cochinas que se aprovechan de la situación. (Algunos ignorantes hasta se tragarán el cuento de la piratería aunque los libros lleven el respectivo ISBN, y con todo y la defensa de su amigo el periodista y escritor Arturo Guerrero en El Colombiano).
El Hamaquero no se enfrenta con el monstruo enorme y poderoso del Festival de Poesía porque odie la poesía y los poetas, sino por todo lo contrario; porque su idea de la poesía no admite la manipulación, la instrumentalización que sufre la misma en ese festival, en ese show. Porque no aprueba el estilo de la gestión cultural y la administración del evento y la idea de poesía que entraña y que encarna; una poesía puesta al servicio de intereses de índole personal, de índole política y hasta económica. Una poesía mediática, banalizada y convertida en eslogan publicitario que vende una falsa imagen de ciudad.
Pero sobre todo, una poesía que en lugar de incluir, excluye; que lejos de contribuir a la evolución y la consolidación de un auténtico movimiento cultural, ha enrarecido y envilecido el escenario. (porque muchos, la mayoría, suspira por ser amigo de los organizadores y ganarse una invitación, por tenerlos al frente para lamberles, pero denigran de ellos a sus espaldas y en privado) Una poesía usada para maltratar a los locales y endiosar a los extranjeros. Una poesía que en lugar de convocar y aglutinar a los que trabajan por ella, o los ignora, o peor, los persigue, contribuyendo a los enfrentamientos y las divisiones; por ejemplo cuando atacaron a José Manuel Arango dizque porque era un poeta de derecha y al hamaquero dizque porque era un ladrón. Poesía en fin, que les sirve para ejercer el nepotismo, el tráfico de influencias, el clientelismo, el abuso de poder.
Por eso y porque TODO en esta vida debe ser cuestionado y criticado, mucho más cuanto mayor sea la unanimidad, es que el susodicho se ha metido en esta pelea. Pero como todo tiene que tener un final, y más una polémica, no un final, sino una conclusión satisfactoria, después del desafortunado encuentro de Fernando Rendón y el hamaquero en la feria del libro, del cual fui testigo involuntario, este último ha accedido a quedarse callado y no seguir con su cantaleta. Después de verlo en internet, Gustavo me comentó que aparecía “muy acampesinado y muy sin argumentos” pero que eso fue lo que quiso hacer en ese momento, comportarse como un salvaje. Una reacción muy comprensible creo yo, ante un interlocutor como el que tenía en frente, un político curtido que hace del cálculo y la malicia su segunda naturaleza. Fresco Gustavo que el otro tambíén es un salvaje aunque de otro estilo y otra naturaleza. En ese encuentro, Rendón habló de Varios planes para incluir a más gente de la ciudad y mantener un trabajo más continuado, eso quiere decir que la lucha no ha sido en vano.
Finalmente, no creo que personajes como Harold Alvarado Tenorio o el hamaquero (o Fernando Vallejo aunque no tenga velas en este entierro pero con la misma actitud vital) se arriesguen a echarse en su contra a sus conciudadanos por deporte o porque son muy amargados, creo que lo hacen por amor a la verdad y al disentimiento. Porque todavía les indigna la mentira y la falsedad disfrazadas de verdad. (otros que en su momento también han criticado el festival son por ejemplo Darío Ruiz, Rubén Vélez y Juan Manuel Roca).
Juanita de León, la ilustre desconocida.
Por eso y porque TODO en esta vida debe ser cuestionado y criticado, mucho más cuanto mayor sea la unanimidad, es que el susodicho se ha metido en esta pelea. Pero como todo tiene que tener un final, y más una polémica, no un final, sino una conclusión satisfactoria, después del desafortunado encuentro de Fernando Rendón y el hamaquero en la feria del libro, del cual fui testigo involuntario, este último ha accedido a quedarse callado y no seguir con su cantaleta. Después de verlo en internet, Gustavo me comentó que aparecía “muy acampesinado y muy sin argumentos” pero que eso fue lo que quiso hacer en ese momento, comportarse como un salvaje. Una reacción muy comprensible creo yo, ante un interlocutor como el que tenía en frente, un político curtido que hace del cálculo y la malicia su segunda naturaleza. Fresco Gustavo que el otro tambíén es un salvaje aunque de otro estilo y otra naturaleza. En ese encuentro, Rendón habló de Varios planes para incluir a más gente de la ciudad y mantener un trabajo más continuado, eso quiere decir que la lucha no ha sido en vano.
Finalmente, no creo que personajes como Harold Alvarado Tenorio o el hamaquero (o Fernando Vallejo aunque no tenga velas en este entierro pero con la misma actitud vital) se arriesguen a echarse en su contra a sus conciudadanos por deporte o porque son muy amargados, creo que lo hacen por amor a la verdad y al disentimiento. Porque todavía les indigna la mentira y la falsedad disfrazadas de verdad. (otros que en su momento también han criticado el festival son por ejemplo Darío Ruiz, Rubén Vélez y Juan Manuel Roca).
Juanita de León, la ilustre desconocida.
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